martes, 13 de mayo de 2008

Nosotros y el Tibet, por Zeca Baleiro.


Siempre me impresionó la capacidad de las personas de movilizarse por causas distantes. Y cuando digo distantes no me refiero apenas a la distancia geográfica. Nada de mal en compadecerse con el riesgo de extinción del pez-gato de Mekong o con la sangrienta guerra civil de Ruanda, pues ambos casos lo hacen por la humanidad. Pero para el buen samaritano (y brasileño) que quiera hacer algo de noble en su vida no faltarán, estoy seguro, causas cruciales a una cuadra de su casa.
Reflexiono sobre eso después de recibir varios e-mails llamando a luchar por la causa del Tibet. Pide que yo comparezca tal día en frente a la embajada china para protestar (consultando mi agenda, veo que ese día tendré dentista, tratamiento de conducto, cosa seria, los monjes que me perdonen). Como cualquier mortal que use de vez en cuando la razón, lamento el yugo impuesto por China al Tíbet el dolor del pueblo tibetano. Pero, si la cuestión es de hecho luchar contra injusticias, por que ir tan lejos? El primer e-mail con la convocatoria para la manifestación fue de un conocido mío carioca, que nunca vi empuñando banderas, ni nacionales ni regionales. Me pregunto si después de la masacre de la Candelaria este sujeto también salió por ahí a distribuir panfletos solidarios contra la miseria. (*)
Hay algo de extremamente vanidoso – e ingenuo – en estas proclamas colectivas. No descreo completamente de la movilización popular. La Historia registra casos en que el pueblo salió a las calles convencido y, armado de rebeldía, consiguió cambiar la escena política, deponer presidentes, denunciar abusos y desmanes. Se dice que el brasileño está bastante acomodado, que nunca se moviliza, sólo si es por sus propios reclamos. Pues no me canso de recibir llamados a la lucha. La lucha por la preservación de las ballenas de Greenpeace, por la no-extinción de los koalas australianos, que poca gente sabe como son, por los expatriados de Kosovo, que poca gente sabe donde queda. Pero por que, si tendríamos que hacerlo por el melancólico peixe-boi, por el prosaico tatu-bola, por los habitantes del Nordeste profundo, que continúan maltratados por la sequía de siempre?
Es como si luchar por causas internacionales confiriese mayor nobleza, talvez glamour, a la lucha. Igualmente el chato (1) Bono Vox, tan empeñado contra el hambre de África, haría mejor si mirara con igual fervor a sus hermanos irlandeses, al final Irlanda, según datos de la Unión Europea, es uno de los cuatro países del Viejo Mundo con la mayor taza de pobreza infantil.
Con perdón de la psicología de café, pienso que eso debe ser propio de la naturaleza humana, aspirar a lo que está afuera del alcance, mirar antes a lo lejano y, sólo después, alrededor. En el caso nuestro, brasileños, nunca vi mejor explicación que el clásico “complejo de vira-lata” (2), acuñado por Nelson Rodrigues. Sea cual sea, esta, nuestra provinciana y colonial vocación para arrodillarnos a los pies del mundo, mientras desdeñamos de nuestras propias bossas (2) y defectos. En cuanto a los clamores en favor del Tibet, dedicare mis plegarias a los tibetanos esta noche – a distancia, como hace el Dalai Lama, mientras ofrece conferencias a adinerados por el mundo. Pero no me pidan más que eso, pues tengo mucho más que hacer. Bien aquí, debajo de mi nariz.

(Publicado en la revista brasileña IstoÉ - 16 de abril/2008 – nº 2006 – Sección: Última Palavra)

NOTAS DEL TRADUCTOR:
(*) Masacre de la Candelaria (Chacina da Candelária): en la madrugada del 23 de Julio de 1993, varias patrullas policiales se detuvieron frente a la iglesia de la Candelaria, en Río de Janeiro. Los policías abrieron fuego contra los adolescentes y meninos de rua que se encontraban durmiendo en las cercanías. Fueron asesinados seis menores y dos mayores. Algunos de los responsables fueron juzgados y condenados, otros están libres.

(1) vira-lata: perro vira-lata se le dice al perro sin raza, al cuzquito.
(2) bossa puede traducirse como onda, moda, también: tendencia, aptitud.
(3) chato, descalificativo muy común en Brasil. Algunos lo traducen como plomo. En portugués también significa ladilla (la mariposa del amor…)
Cualquier corrección será bienvenida.


Zeca Baleiro, para el autor de este pasquín-blog, es el verdadero song-writer brasileño. Lo suyo es la canción y para lograrla no le huye a nada. Desorienta a los críticos pero su público, del cual formo parte, lo adora. Sus ídolos son Bob Dylan y Luiz Gonzaga. Su estilo se nutre del rock, pop, samba, brega, folk, forró, bumba meu boi, electrónica, etc etc y aún más etc. etc. etc.
No conozco ningún otro músico brasileño que maneje tan bien la ironía.
Es un artista muy reflexivo, a la manera de un Caetano que no le escapa a las polémicas y que siempre es interesante oír. Esto lo han comprendido los editores de la revista Istoé, que lo convocaron para escribir una columna mensual. Esta es la primera y veré de ir traduciéndolas, junto con otros escritos que pueden leerse en su página web y que serán editados como libro ainda este año.
Para el 2008, también se espera su nuevo disco “O coraçâo do homem-bomba”, que será doble pero se editará en dos veces: el Vol. 1 en julio y en octubre el Vol. 2.Por último, como empecé a subir la charla que tuve con Chico César, intentaré también hacerlo con el reportaje que le hice a Zeca el año pasado. Como diría Lenine: “...paciencia…”

"Tem que acontecer" (Tiene que suceder), escúchenla, eu sei...

No hay comentarios: