jueves, 19 de noviembre de 2009

Leyendas y verdades de Villa-Lobos (1º Parte)


Como acontece con mucha de la música de Brasil, y sus compositores, resulta difícil encontrar equivalentes en otros lados del mundo. Y el caso de Heitor Villa_Lobos es uno de ellos. Hablando sobre él con amigos que se dedican a la música académica (por decir algo y no tildarla de clásica, erudita o, peor aún, culta), uno puede pensar en otros que se le aproximen en algunos aspectos, pero a la vez están muy lejos en otros.

A raíz del cincuentenario de su muerte se le rinden todo tipo de homenajes por allá y esta nota que adapté y traduje fue publicada por la revista Bravo! y aclara algunos mitos que circulan sobre el compositor.

Les dejo una primera parte, en la próxima el resto:


El compositor carioca Heitor Villa-Lobos murió el 17 de noviembre, de hace exactamente 50 años. Pero cuando nació? Por mucho tiempo, la información fue un misterio. Biografías de diferentes épocas apuntan a fechas que oscilan entre 1881 y 1891. El enigma se debe especialmente a la peculiaridad de que al músico, considerado el mayor autor erudito de Brasil, nunca le importó la precisión cronológica. Su cartera de identidad francesa, por ejemplo, citaba 1891 como el año en que vino al mundo. Su título de elector indicaba 1883, y entrevistas concedidas por él mismo mencionaban 1888. Fue el biógrafo Vasco Mariz quien terminó con el misterio. Encontró el registro fidedigno del nacimiento en la iglesia de São José, donde bautizaron al artista. El documento exhibe la fecha de 5 de marzo de 1887.

En contrapartida, otros aspectos de la trayectoria de Villa-Lobos continúan inciertos. Con gracia y entusiasmo, el músico gustaba de hacer circular leyendas sobre si mismo, describiendo hazañas que acostumbraban a alzarlo a la condición de súper-hombre. Lo hacía no sólo para atraer las atenciones, sino para reiterar la imagen de genio revolucionario que lo acompañaba.

La estrategia surtía efecto porque tenía como lastro un talento y una productividad realmente excepcional. El maestro firmó más de mil composiciones a lo largo de los 72 años de vida. Del extenso legado, sobresalen diez óperas, 12 sinfonías, 20 piezas para guitarra y cerca de 200 para piano, un musical de Broadway (Magdalena), los 14 Choros y las nueve Bachianas, en las que buscó crear una versión nacional de los Conciertos Brandemburgueses, escritos por Johann Sebastian Bach. El músico concibió también suites, bailados, cantatas, y bandas de sonido cinematográficas. También incorporó a la estructura de la orquestra sinfónica instrumentos percusivos como el reco-reco y el berimbau, osadía que apenas engrosa una extensa lista de innovaciones.

Entre las muchas facetas nebulosas de Villa-Lobos, cultivadas o no por él, la revista BRAVO! investigó y estos son algunos resultados:

1- La Leyenda

O artista huyo de la casa con 16 años, viajó por el país y recopiló temas folclóricos de cada una de las regiones brasileras.

Los hechos

Con clarinete y guitarra en mano, el músico partió de casa a los 16 años. Contrario a la voluntad de la madre, que deseaba ver o hijo estudiando medicina. Después de vender unos libros da biblioteca dejada por su padre y así, juntar algún dinero, Villa pidió abrigo a la madrina. Pasó, entonces, a frecuentar mas intensamente las rodas bohemias de los chorões (intérpretes de choros) cariocas. Se sabe que permaneció por lo menos dos años con el grupo Cavaquinho de Ouro, comandado por Quincas Laranjeira, y llegó a participar de un homenaje al aviador Santos Dumont en 1903. En esa época, ya escribía polcas y valsinhas, que presentaba en los bares, cines y cabarets de la ciudad para engordar el presupuesto.

"Sobre los viajes por Brasil", dice el periodista Toninho Vaz, que investiga la vida del maestro en vistas a una biografía, "no es posible garantizar cuantas él realmente hizo en aquel período." Hay fuertes indicios de que se alejó de Rio de Janeiro en 1905 circuló por Pernambuco, Bahia y Espírito Santo, sustentándose a costa de pequeños conciertos y exhibiciones esporádicas con grupos locales. Según Vasco Mariz, durante el viaje, el compositor habría anotado temas musicales que consideraba interesantes en un código semejante a la taquigrafía. Esas anotaciones, al que parecer, inspiraron la Guía Práctica, una vasta antología de canciones populares infantiles elaborada entre 1932 y 1936.

Otros relatos alimentan la tesis de que, también al comienzo del siglo 20, Villa-Lobos visitó Mato Grosso y Goiás. No existe, sin embargo pruebas de esos viajes.

4- La Leyenda

En febrero de 1922, en los tres conciertos que dirigió durante la Semana de Arte Moderna, el maestro se presentó de saco y chinelas, con la o intención de provocar a la platea.

Los hechos:

Realmente, en las tres veces en que subió al escenario del Teatro Municipal de São Paulo, Villa-Lobos usaba un elegante smoking, zapato de vestir en uno de los pies y chinela en el otro. Complementaba el visual con un paraguas, que le servia de bastón.

Chiflada por buena parte del público, la actitud fue vista como iconoclasta. Si la hubo, la intención agresiva del gesto ciertamente derivó de algo mas prosaico: Villa llevaba heridas nos pies debidas al exceso de ácido úrico. De ahí la necesidad de la chinela.

El compositor participó de la Semana después de recibir una invitación del poeta Ronald de Carvalho y del diplomático Graça Aranha, que lo procuraron en su casa, no Rio. Villa se interesó de inmediato por la idea, pero lamentó no tener como costearse el viaje ni como contratar instrumentistas. Acabó consiguiendo un auspicio, mediado por Paulo Prado, paulistano influyente, que obtuvo donaciones de empresarios y productores de café.

El artista no escribió ninguna pieza en especial para los tres conciertos. En cuanto los dirigía, enfrentó algunos contratiempos divertidos, como cuando se desprendió el vestido de una violinista, Paulina d'Ambrósio — lo que llevó a un sujeto en la platea a gritar "Levanta la cintita, muchacha!" y a otro a indagar "Alguien tiene u alfiler ahí?". Anos después, en 1957, en una entrevista a la revista Manchete, Villa-Lobos declaró que "la Semana de Arte Moderna hizo un bien inmenso a la novela y a la poesía brasileras, pero no aportó nada à la música".




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