miércoles, 25 de marzo de 2009

Volviendo a Domingos Oliveira

Hace un par de meses, el director, actor y escritor publicó en su blog algunas reflexiones, a propósito del fracaso comercial de su última película "Juventude", que me parecieron interesantes para compartir. Por eso la traducción. A ver qué opinan:

EL FRACASO DE LA CALIDAD

Trato de comprender porque mi film “Juventude”, aunque haya sido un notable éxito de crítica, es un fracaso en número de espectadores totalizando, hasta hoy, 22 de enero de 2009, no más que 12 mil espectadores. Trato de entender como un film que provoca una profunda conmoción, que es unánime entre las cabezas pensantes o sensibles, puede ser un fracaso de taquilla. ¿Cuanto vale el famoso boca a boca en el cine brasileño? Él es el verdadero espejo del agrado del film. ¿Cuanto vale eso? En casos como el de “Juventude”, parece no valer nada. ¿O será que la platea inteligente va, pero no recomienda? Todo es posible.

Este artículo no es sobre “Juventude” y si sobre varios otros films buenos, donde ocurrió lo mismo. Es una tentativa de comprender el fracaso de la Calidad. Es necesario, antes de todo, entender que el mercado es absurdamente dispar. Que dada la existencia de auspicios, los gastos en comercialización son muy diferentes, creando, evidentemente, una competencia injusta y desleal con las películas que no tienen fondos para publicidad. Es una lucha de David y Goliat, uno siendo exhibido en el cine al lado del otro.

Muchas cosas llevan el espectador al cine, más allá de la calidad. Principalmente:

1. El número de copias
2. El número de cines en que fue lanzado
3. Si hay o no artistas de la TV Globo u otros igualmente mediáticos

Es evidente que estos valores enumerados hablan a favor del llamado “film comercial” de asunto y lenguaje fáciles o poco creativos. Claro que hay excepciones de buenos films pasatistas como el de Daniel Filho, que es una especie de Monicelli brasileño. Sin embargo sabemos que hablar de números es hablar de nada. Números son manipulables. Es evidente que el agrado de un film es importante.

Un filme no esta hecho para divertir, apenas. Está hecho para enseñar a vivir. ¿Será necesario hacer films malos en un país pobre como Brasil? Es evidente que no. Lo necesario es hacer buenos films. Que lleguen al corazón de la platea. Que les enseñe a ser mejores personas, mejores ciudadanos, tornar más justa nuestra cruel sociedad. Difícilmente ese tipo de film puede ser hecho a muchas manos. En general, son films de un hombre solo, el autor, la visión de mundo de un hombre que, creyendo que la vida vale la pena, grita eso para los otros. Bajo forma de elogio de las grandes cualidades humanas, la dignidad, la honestidad, el amor, el patriotismo, la ética, o sea, los valores que construyeran esta nuestra humanidad. Estos films valen la pena ser hechos. Los otros no. O mejor, deben ser hechos sin apoyo del Estado.

No hay ningún vestigio en la Legislación Brasileña de Cine de medidas que protejan decididamente ese tipo de film: el filme de Arte. Muy por el contrario. Cada vez más se considera como valor magno la recaudación bruta. Aquello que el film rinde en dinero. Como si ese fuese su único valor. La TV Globo establece el valor financiero de los filmes que compra a través de la taquilla. Igualmente con el moderno Funcine, que es una óptima idea, la taquilla de los films anteriores cuenta prioritariamente.

La taquilla es importante, sin duda. Hasta en una obra de arte. Todo lo que oí hablar hasta hoy llegó a mí porque dio dinero. Beethoven dio dinero. Kafka dio dinero. El arte es invencible. Más temprano o más tarde él alcanza a todos e da dinero. La mayor parte de las veces, fuera del período de vida del artista. Que, por eso, produce menos. Es una lástima.

El cine brasileño tiene que representar el mercado internacional, en el pequeño margen disponible para eso. Lo que ha sido intentado a través de films que de alguna forma imitan el tipo de cine que los americanos hacen.

El film de bajo presupuesto es despreciado y el altísimo presupuesto aclamado. Es la máxima que el dinero llama al dinero. Y lo llama ciertamente. Pero es importante que las autoridades apoyen eso.

Reivindico al Ministério da Arte. Dirigido por artistas. Fuera de cualquier sospecha, que privilegian solamente el mérito. El arte del film. No es necesario u ministerio con grandes dotaciones presupuestarias. Seria el minúsculo ministerio. Pero ministerio. Que ayudase a crear la importancia social del cine y que hiciese del cine el retrato del país. Que ayudase, en su diversidad, tanto los escogidos como los millonarios. En un cine de alto aspecto y virulencia emocional. Esos films son los únicos que pueden vencer la barrera del mercado internacional. Son esos films los que se harían cargo de la llamada, proclamada e deseada industria cinematográfica. Así como la locomotora transporta al tren. Es necesario, igualmente incentivar el film independiente y patrocinarlo a posteriori, si fuera bueno. Esto está prohibido en la legislación actual que patrocina guiones, una de las formas más difíciles de leer de toda la literatura. Preconizo la vuelta de la meritocracia artística. Caso contrario, estaremos ante el primado de la mediocridad. De la idea inútil y repetida, del mensaje conformista. Mientras tanto, son otros valores que, cargados de burocracia crean los edictos de auspiciantes. O dan el dinero directamente.

La incomprensión de las autoridades y de los burócratas responsables sobre este punto fundamental es el problema del cine brasileño. Para completar, por favor, nadie levante el argumento de que es difícil y subjetivo juzgar lo que es o no es arte. ¡Mentira! ¡Mentira maliciosa! El arte brilla como el sol. Da frutos abundantes en todas las estaciones. Es reconocible a primera vista. Y, si no fuera, basta preguntar a un artista de verdad que ya haya emocionado a mucha gente.
Por mí, pongo mi guión nuevo en mérito, la mejor cosa que haya escrito, y también mi nueva pieza teatral, la mejor que haya escrito, bajo del brazo. Me armo con el farol de la paciencia y salgo por ahí golpeando de puerta en puerta pidiendo, como si fuese un plato de comida, una inteligente compresión.

Domingos Oliveira, Rio de Janeiro, 22 de enero de 2009.


1 comentario:

Ale reyes dijo...

Hola charly, pase a dejar saludos, porque ya no te veo en la radio. Como va todo? cualquier cosa me pegas un telefonazo y nos juntamos a charlar. Un abrazo

Ale